«Todo lo dado manifiesta la donación porque el proceso de su acontecimiento la despliega. La donación se abre como el pliegue de lo dado: el don dado en tanto que se da según su acontecimiento propio».

Jean-Luc Marion

 

En cosmología, se entiende por Big Bang el principio del universo, es decir, el punto inicial en el que se formó la materia, el espacio y el tiempo. Si bien refiere al instante de la creación conocida como singularidad, es un punto que concentra materia y energía infinitas. La ciencia fue construyendo la génesis de la explicación de un universo en movimiento y en expansión constante; pero la “gran explosión” puede adquirir mayor inteligibilidad si la asociamos a un instante fenomenológico, particularmente a la tercera reducción de Jean-Luc Marion. En este sentido, el big bang es un acontecimiento cósmico, pero también un acontecimiento en el que irrumpe la donación del Creador “gran explosión de donación”.

La fenomenología tiene el objetivo de acceder a la aparición, en otras palabras, transgredir la impresión percibida de la cosa misma, es decir de lo que se da; de esta manera el fenómeno se manifiesta. Así, Marion realiza un giro en el cual va del demostrar hacia el mostrar, dejar mostrarse una aparición en una apariencia, esto es lo que denomina “pliegue de la donación”, la donación no coloniza desde el exterior el dato de lo dado, sino que se inscribe como su carácter irremediable, la articulación de su advenimiento, inseparable de su inmanencia consigo misma.

La fenomenología tiene dos momentos: 1) la puesta entre paréntesis (epojé), lo que está puesto entre paréntesis, no está negado sino en suspenso; es la trascendencia del mundo la que está en suspenso y esto tiene que ser validado por la conciencia; y 2) la reconducción, volver al ámbito originario, reconducir los fenómenos a los orígenes donde se dan (reducción). El retorno a las cosas mismas implica que la intuición originariamente donante sea una fuente de derecho de conocimiento, es lo que amplifica los conceptos y permite hablar de intuición categorial e universal, es decir, de la primacía incondicionada de la donación del fenómeno. Cuando Husserl hace la reducción, lleva al suelo originario los fenómenos donde ellos aparecen, es decir, donde los fenómenos se constituyen, y lo que se constituye son objetividades, prescindiendo de si tienen correlato con una realidad. 

El arribo de la manifestación de sí a partir de sí, provoca una reconfiguración porque es la novedad del acontecimiento la que transforma e innova.  La irrupción (per se) del big bang como fenómeno cósmico y como acontecimiento es la novedad de la donación. Eso que irrumpe y se amplifica es la donación, es el misterioso instante en el que irrumpe la estructura misma del universo con sus elementos primordiales y sus leyes inherentes; ese instante fenomenológico es el de la gran donación de la vida.

La irrupción fenomenológica se cumple al reconducir a la intuición todo lo que aspira constituirse como fenómeno; todo fenómeno consiste en actos, la primacía de dichos actos permite la aparición de lo que está siendo dado; lo que se da es el fenómeno y lo que se da más allá del fenómeno es la donación.  La donación es el acto mismo de donar lo dado, todo lo que aparece es dado, pero no todo lo dado se muestra. Todo lo dado manifiesta la donación porque el proceso de su acontecimiento la despliega. Dicha donación es dada por el Creador (Primer Pensador), es puro don gratuito y es suficiente con que sea dado para que podamos describirlo; la donación constituye al sujeto, por ello es sujeto dado. Dicho de otra manera, la fenomenología de Marion revisa aquello que llamamos “fenómenos”, opera una reducción de los fenómenos a partir de la cual el acceso a dichos fenómenos es posible. Sostiene que el sujeto es constituido por los fenómenos que le llegan como manifestaciones o acontecimientos, el sujeto es el que recibe, al que se le da: adonné. Su principio fenomenológico plantea una renovación conceptual metafísica-teológica y conduce a pensar el fenómeno a partir de la donación, que a su vez nos brinda la noción de acontecimiento. De ahí, que podemos pensar al instante del big bang como advenimiento de donación de la vida; y todo aquello que se revela como donado, aparece.

 

“El hecho, o más bien la donación de que el ente es trasgrede aquí al ente mismo, ya que a título de su ser; el hombre es el único entre los entes que accedería al ser por su trascendencia del ente, hasta ver lo visible de los visibles, la maravilla del ‘fenómeno de ser’; sólo él cumple esta trascendencia, porque escucha la llamada de la voz del ser […]”.[1]

 

Pero, sólo hay irrupción de acontecimiento si hay sujeto apto para experimentarlo, es decir un Yo preparado para su llegada; dicha llegada sorprende de manera absoluta y esto nos afecta de tal manera que el sujeto es pensado según su capacidad de recibir el acontecimiento y según su capacidad de dejarse constituir por su llegada. Así, el fenómeno reducido (big bang) es el fenómeno dado al Yo de la conciencia, es la dadidad; de esta manera, la misma conciencia se constituye por la donación. Entonces, el big bang sería la manifestación de la donación y no la causa de existencia y expansión de nuestro universo; el efecto como acontecimiento satura la significación y expande los límites de la fenomenicidad de lo invisible, es la irrupción del ser mismo que convoca y nos sorprende, despegándonos de toda subjetividad excediendo en intuición donándose como lo inmirable e inobjetualizable. En el instante de irrupción se da una liberación respecto a la causa desconocida, es un acontecimiento único, irrepetible e irreductible a la causa lo que hace que se imponga el acontecimiento.

La fenomenología propone una solución a la cuestión de cómo y porqué se inició nuestro universo, la irrupción del acontecimiento big bang desborda las singularidades y ninguna mirada lo engloba de golpe, por ello el acontecimiento es histórico. Es importante mencionar que para pensar la donación es necesario hacerlo desde una estructura ternaria: donatario, donante, don. El fenómeno de ser escucha la llamada de la voz del ser; la misma llamada es la que nos constituye, somos a partir del don y de la llamada.

Solo el ser puede llamar al ser, solo el ser puede reivindicar al ser, abriendo de esta manera la fenomenalidad al ser. Así, la reivindicación se despliega con claridad porque el que reivindica es el ser, la reivindicación nos llama. Así, en la forma pura de la llamada se cumple la reducción fundamental y la reivindicación no reivindica a ningún otro interlocutor que aquel a quien se dirige: el interpelado. El convocado se descubre como sujeto que experimenta la sorpresa de un acontecimiento que no comprende. El mostrarse por sí mismo solo puede provenir de la donación; el fenómeno puede y debe mostrarse, pero únicamente porque se da muestra lo dado que la donación concede. El acontecimiento big bang, en tanto que dado asciende de lo sí mismo a lo visible, instante en que irrumpe la donación de la vida sobrepasa la limitación, es inconmensurable por exceso de intuición; no puede ser soportado por ninguna mirada y solo se percibe bajo el modo de deslumbramiento. El deslumbramiento comienza cuando la percepción traspasa su máximo tolerable y nadie puede reivindicar para sí la descripción del objeto por su pluralidad de horizontes.

Según, Jean-Luc Marion y su tercera reducción fenomenológica, -más allá de la reducción de la objetividad de Husserl y de la reducción a la enticidad de Heidegger-, es la pura forma de la llamada permitiendo la donación contra-transcendental, ésta nos da la posibilidad de una reducción del fenómeno y el surgimiento de la apariencia a contracorriente de la intención desbordando la donación de la vida, la irrupción de ese acontecimiento denominamos big bang.

 

Bibliografía

-Marión, J.-L. (2011). Reducción y donación: investigaciones acerca de Husserl, Heidegger y la fenomenología. Buenos Aires: Prometeo Libros.

-Marión, J.-L. (2008). Siendo dado. Ensayo para una fenomenología de la donación. Madrid. Síntesis.

[1] MARION, J-L. (2011). Reducción y Donación. Investigaciones acerca de Husserl, Heidegger y la fenomenología. Buenos Aires: Prometeo Libros, pág. 252.

 

Viviana Polisena

Argentina

 


 BIG - BANG - Momento in cui irrompe il dono della vita

 

«Ogni cosa donata manifesta la donazione perché il processo del suo evento la dispiega. La donazione si apre come la piega del dato: il dono dato in quanto donato secondo il proprio evento».

Jean-Luc Marion

 

In cosmologia, il Big Bang è inteso come l'inizio dell'universo, cioè il punto di partenza in cui si sono formati materia, spazio e tempo. Sebbene si riferisca all'istante della creazione nota come singolarità, è un punto che concentra materia ed energia infinite. La scienza stava costruendo la genesi della spiegazione di un universo in costante movimento ed espansione; ma la "grande esplosione" può acquisire una maggiore intelligibilità se la associamo a un momento fenomenologico, in particolare alla terza riduzione di Jean-Luc Marion. In questo senso, il big bang è un evento cosmico, ma anche un evento in cui la donazione del Creatore esplode "grande esplosione di donazioni".

La fenomenologia ha l'obiettivo di accedere all'apparenza, ovvero trasgredire l'impressione percepita della cosa stessa, cioè di ciò che viene dato; in questo modo il fenomeno si manifesta. Così, Marion fa una svolta in cui passa dalla dimostrazione alla presentazione, permettendo di mostrare un'apparizione in un'apparizione, questo è ciò che lei chiama "piega della donazione", la donazione non colonizza i dati dati dall'esterno, ma inscritto come il suo carattere irrimediabile, l'articolazione del suo avvento, inseparabile dalla sua immanenza con se stesso.

La fenomenologia ha due momenti: 1) il mettere tra parentesi (epojé), ciò che viene messo tra parentesi, non viene negato ma sospeso; è la trascendenza del mondo che è in sospeso e questo deve essere convalidato dalla coscienza; e 2) reindirizzamento, ritorno all'ambiente originale, reindirizzamento dei fenomeni alle origini in cui si verificano (riduzione). Il ritorno alle cose stesse implica che l'intuizione originariamente donatrice sia fonte del diritto alla conoscenza, è ciò che amplifica i concetti e ci permette di parlare di intuizione categorica e universale, cioè del primato incondizionato della donazione del fenomeno. Quando Husserl effettua la riduzione, riporta al fondamento originario i fenomeni dove si manifestano, cioè dove si costituiscono i fenomeni, e ciò che è costituito sono oggettività, indipendentemente dal fatto che abbiano una correlazione con una realtà.

L'arrivo della manifestazione del sé da se stesso provoca una riconfigurazione perché è la novità dell'evento che trasforma e innova. L'irruzione (di per sé) del big bang come fenomeno cosmico e come evento è la novità della donazione. Ciò che irrompe e si amplifica è la donazione, è l'istante misterioso in cui scoppia la struttura stessa dell'universo con i suoi elementi primordiali e le sue leggi inerenti; quel momento fenomenologico è quello del grande dono della vita.

L'irruzione fenomenologica si compie reindirizzando all'intuizione tutto ciò che aspira a costituirsi come fenomeno; Ogni fenomeno è costituito da atti, il primato di detti atti consente l'apparenza di ciò che si dà; ciò che accade è il fenomeno e ciò che accade al di là del fenomeno è la donazione. La donazione è l'atto di donare ciò che è dato, tutto ciò che appare è dato, ma non tutto ciò che è dato è mostrato. Tutto ciò che viene dato manifesta la donazione perché il processo del suo evento la dispiega. Questa donazione è data dal Creatore (Primo Pensatore), è un puro dono gratuito ed è sufficiente che venga data per poterla descrivere; la donazione costituisce il soggetto, quindi è un determinato soggetto. In altre parole, la fenomenologia di Marion rivede ciò che chiamiamo “fenomeni”, opera una riduzione dei fenomeni da cui è possibile accedere a detti fenomeni. Sostiene che il soggetto è costituito dai fenomeni che gli vengono come manifestazioni o eventi, il soggetto è colui che riceve, a cui è dato: adonné. Il suo principio fenomenologico propone un rinnovamento concettuale metafisico-teologico e porta a riflettere sul fenomeno della donazione, che a sua volta ci dà la nozione di evento. Quindi, possiamo immediatamente pensare al big bang come l'avvento del dono della vita; e appare tutto ciò che si rivela donato.

"Il fatto, o meglio la donazione, che l'ente venga qui trasgredito all'ente stesso, poiché in virtù del suo essere; l'uomo è l'unico tra gli enti che accedono all'essere per la sua trascendenza dell'ente, fino a vedere il visibile del visibile, la meraviglia del "fenomeno dell'essere"; solo lui realizza questa trascendenza, perché sente il richiamo della voce dell'essere […] ”.

Ma c'è solo un'irruzione dell'evento se c'è un soggetto capace di viverlo, cioè un “ io”  preparato al suo arrivo; Questo arrivo è assolutamente sorprendente e questo ci colpisce in modo tale che il soggetto viene pensato secondo la sua capacità di accogliere l'evento e secondo la sua capacità di lasciarsi costituire dal suo arrivo. Quindi, il fenomeno ridotto (big bang) è il fenomeno dato al Sé della coscienza, è la realtà; in questo modo la stessa coscienza è costituita dalla donazione. Quindi, il big bang sarebbe la manifestazione della donazione e non la causa.

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