De niño, como todos, fui bautizado, mis padres y mi familia me dieron el regalo de la Fe en Jesús dentro de su Santa Iglesia Católica. En ese ambiente fui creciendo, hasta que aquel año de 1998, de la mano de mi hermano mayor fui inscrito en la “Hermandad de Nuestro Padre Jesús en su Triunfal entrada en Jerusalén y Nuestra Señora del Rosario” de Motril.

Era un niño y apenas entendía el significado de aquello, de veneración a las Sagradas Imágenes, pero de una cosa si estoy seguro, que el calor humano que recibía en la Hermandad, el amor que veía entre todos, y sobre todo el amor que se profesaba al Señor bajo el Misterio de Su Triunfal entrada en Jerusalén y a la Santísima Virgen María bajo el título de Rosario, me hicieron ver y palpar que Dios me protegía, que María estaba conmigo, y junto con estos hermanos en la Fe, crecí en el amor a Ellos.

Aún recuerdo mi primera salida procesional acompañándolos aquella primavera de 2001 siendo un niño, que gran alegría en mi corazón, que gran gozo sentí en aquellos momentos de poder acompañar a Jesús y María por las calles de mi ciudad, dando testimonio de mi amor a ellos, y sintiéndolos cerca de mi y de los míos.

Con los años crecía, como no, pero mi Fe en Jesús crecía aun más si cabe, y mi cercanía al que fue mi devoción desde niño seguía afianzándose (Cristo montado en una burra y a María, Madre del Rosario), ese rosario que me enseñaron desde adolescente y que no me canso de rezar y poner a Esa Bendita Madre en mi vida.

Por años les acompañaba en su salida procesional cada primavera, pero más que eso, les pedía (y aun les pido), confiaba (y aun confío) en Ellos, les tenía presente en mi vida diaria, en mi caminar por ella. Sentir su protección es lo que me hace luchar y seguir adelante, pero lo más hermoso es que no iba ni voy solo hacia Ellos, sino que junto con todos los miembros de la Hermandad, camino al Cielo. Si, la Borriquita y la Madre del Rosario, son los que cada día me hacen levantarme, los que me hacen confiar y no perder mi esperanza ante las dificultades, son Aquellos en los que me apoyo, y soy consciente que cuanto más me alejo de Ellos por caminos que no me conviene o me hacen daños, están presentes mirándome y haciendo que vuelva a la Vida en Cristo.

Este año, 2020, es el segundo que no he podido verlos en las calles de Motril, el anterior por cuestión laboral y este por la pandemia del Covid-19, han sido dos ocasiones en los que hubiera hecho lo posible por ver como reparten bendición entre mis hermanos en Cristo, entre mis vecinos, y de hacernos entender que sin Fe y sin Dios no podemos caminar, pero aunque no halla sido así, los siento cada día más presentes en mi vida, siendo que Ellos son el faro que me guían hacia la Vida Plena, y solo les pido poder estar la Semana Santa de 2021 con Ellos en mi pueblo, con toda la Hermandad.

Señor de la Borriquita, Madre Mía del Rosario, protegedme, ayudadme, guiarme, pero no solo a mí, sino a todos los que bajo vuestro amparo os veneramos y nos rendimos a tus pies, a mi familia y a mis amigos.

Siempre de Jesús humilde montado en una burra y de María, Reina del Rosario.

Con el corazón, Raúl Rodríguez Sánchez.

 

 

Raúl Rodríguez Sánchez

 

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